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Todo sobre el “diamante negro” de la Patagonia

La trufa negra es un hongo comestible que puede crecer hasta medio metro bajo tierra, en simbiosis con las raíces de los robles, avellanos y otros árboles.

lunes, 20 de mayo de 2024 - 12:41

Es oriunda de los bosques de España, Francia e Italia. Su carne es de un color tan oscuro como el negro, tiene una superficie verrugosa con venas blancas muy ramificadas y su tamaño puede variar de 3-12 cm de diámetro. Además, tienen un peso de entre 20 y 200 gramos, aunque también hay casos en los que pueden superar los 600 gramos.

Actualmente este hongo comestible se produce en distintas zonas de la Patagonia Argentina, tales como Neuquén, Choele Choel, Gaiman, Mallín Ahogado y Los Antiguos, durante el periodo de junio a septiembre. Se trata de un producto utilizado como condimento en la gastronomía por su aroma y su exquisito sabor, en platos como ensaladas, guisos o pastas, en forma de láminas o rodajas. Además, aporta nutrientes como vitaminas, hierro y minerales (potasio, fósforo, calcio y azufre).

El tiempo de maduración de la trufa negra es de 5 a 7 años. Su cultivo se realiza en zonas secas y la cosecha necesita de la ayuda de perros que son entrenados para la detección de su aroma a través del olfato. Es un producto que resulta de interés en el mercado internacional, con un valor de comercialización del kilo que va desde los 1.500 euros, debido a su escasez por la desaparición de bosques.

La primera cosecha de trufas negras en Argentina se dio en el 2014, hace ya 10 años, de la mano de Agustín Lagos en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Desde aquel momento, la truficultura en nuestro país comenzó a tomar cada vez más relevancia y en el presente existen varios proyectos asociados a su cultivo en la Patagonia.